jueves, 11 de agosto de 2011

My own private High Fidelity

Si lo mío con la música empieza a ser de verdad una enfermedad, mi nuevo trabajo me va a llevar directa a una clíniza de desintoxicación musical. Ya no va a suceder todo 'into the night' porque llevo dos semanas trabajando en una tienda de discos (sí, todavía existen).

Como lo de ser un poco peliculera se me ha dado bien desde pequeña, ahora que estoy inmersa en esta nueva aventura, no paro de imaginarme a mí misma dentro de Alta Fidelidad. De momento soy un poco Dick, aún algo tímida y nerviosa. El otro día hice mis pinitos ya como Rob, conseguí hacer un 'Dry the rain' y vender el disco que estaba sonando (uno de Nouvelle Vague por el que preguntaron varias personas) y ya estoy preparando mentalmente las listas que quiero hacer con mis compañeros. Pero cuando coja soltura sin duda me convertiré en Barry. Es que no me puedo creer que le pongas a una persona Destroyer y no caiga rendida a sus pies, o que un italiano no quiera regalarle a su novia el "White light/White Heat" porque a él solo le suena 'el del plátano'. Por no hablar de la que me preguntó si el 'best of' de Morrissey era de Alanis...

Pero qué delicia ponerme mi musiquita mientras ordeno (por favor, que los artículos en los nombres de grupos no cuentan, sea en el idioma que sea), hablar con los clientes y sobre todo los guiris que vienen pidiendo recomendaciones de grupos indies nacionales. Se llevan Nudozurdo o Nadadora tan contentos, incluso encantado se fue el parisino al que le vendí el disco de Odio París, je.

Bueno, y ya que estamos, quién se pasa algún día por la tienda UFI?




3 comentarios:

  1. Lo que te faltaba, B. ¡Me alegro mucho!. A ver si me acerco pronto, de incógnito, por supuesto, y te pido algo así como rebuscado (pero bonito), jiji. Un beso.

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  2. Hola,

    ¿Tenéis el de un Soplo en el corazón de Family? Se lo tengo que regalar a un amigo.

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  3. Señor Ducasse, aquí le espero encantada! besos

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